Rescatamos la experiencia de talleristas y referentes del “Programa Acompañar: Puentes de Igualdad II” de la zona norte, donde 25 escuelas recibieron tutores para acompañar a estudiantes con bajo rendimiento escolar y en situación de mayor vulnerabilidad.
El Programa “Acompañar: Puentes de Igualdad II” tiene como objetivo atender y acompañar las trayectorias educativas de estudiantes del nivel primario y secundario, debilitadas como consecuencia de la emergencia sanitaria por la pandemia de Covid-19. Una respuesta promovida desde el Ministerio de Educación de la Nación, La Dirección General Escuelas (DGE) y la Coordinación General de Educación Superior (CGES), que se implementó desde el mes de agosto y continúa hasta fin de año.
Un proyecto que cumple una doble función, porque además de brindar apoyo escolar a niños, niñas y jóvenes, permite que estudiantes del nivel superior de carreras de formación docente accedan a su primer empleo como educadores y continúen nutriendo su experiencia con recursos pedagógicos que solo se aprenden en el aula, en contacto con los chicos.
La zona norte comprende los departamentos de Lavalle y Las Heras, en los que 25 escuelas de nivel primario y secundario fueron seleccionadas para recibir el programa. Andrés Darneris, referente territorial zona norte, explicó al respecto: “Las características de la población son muy diversas, hay escuelas ubicadas en zonas céntricas que reciben población vulnerable que reside en zonas alejadas, y otras escuelas ubicadas en barrios vulnerables. Tenemos sujetos de aprendizaje bastante diversos, con trayectorias complejas”.
Mirta Gonzáles es tallerista del programa y le tocó trabajar en el Colegio Nacional Agustín Álvarez con alumnos de 1ro, 2do y 3er año de la escuela secundaria. Está cursando 4to año del Profesorado en Lengua y Literatura en el IES 9-030 “Del Bicentenario”, es mamá, y decidió anotarse como tallerista en el Programa Acompañar para tener su primera experiencia como docente.
“Estoy trabajando en un espacio en formato taller, desde el cual acompañamos a los alumnos con dificultades de aprendizaje y trayectorias débiles”, explicó. “Después de la pandemia, los chicos al pasar de la virtualidad a la presencialidad, es como que habían perdido el ritmo de estudio y aprendizaje. Pero gracias a la labor de la comunidad del colegio, que se comprometió con el programa, acompañando a los alumnos en conjunto, hemos logrado avances en la implementación de esta dinámica”.
Acompañar: Puentes de Igualdad II se implementó en las escuelas en el mes de agosto, con la vuelta a la presencialidad, y es destacable que, en este corto período de tiempo, los chicos que accedieron al apoyo ya mostraron grandes cambios, al sentirse motivados y acompañados en el logro de sus metas. “Ver el avance de los estudiantes es una experiencia enriquecedora, en tan solo algunos meses el programa ya está dando frutos. Al comenzar habíamos hecho una lista con los chicos que necesitaban apoyo, y hoy en día esa lista va disminuyendo, ese avance me pone muy contenta”.
Además de los aprendizajes pedagógicos en la experiencia en torno a prácticas de aula y la oportunidad de acceder a su primer empleo como docente, lo que Mirta rescata es la formación humana que le deja su participación en el proyecto. “Poder acompañar a los chicos en cada situación o problema que traen, animarlos a que sigan, decirles vos podés, vamos a lograrlo, juntos vamos a lograrlo, y sentir que me consideran una figura cercana, que está ahí para guiarlos, sin duda este taller ha sido muy importante para ellos, y para nosotras, en nuestra primera experiencia como docentes”.
“En el día a día vamos viviendo cosas diferentes, los chicos son muy cálidos y se brindan de forma especial. Hoy me pasó que una alumna a la que le comenté que ya había avanzado en las metas propuestas y que no necesitaba seguir asistiendo al espacio-taller, si bien se puso contenta por su logro, me pidió por favor que de vez en cuando la invitara al taller para que viéramos juntas su carpeta y revisemos sus trabajos, con la idea de que pueda acompañarla hasta fin de año, porque eso la incentivaba a seguir estudiando; y eso me puso muy feliz, ver cómo se sienten motivados y contenidos, esa es la meta del programa”, manifestó la tallerista Mirta Gonzáles.
Padres y madres de la comunidad también han reconocido la utilidad del programa y los aportes que hace a la comunidad, “Nos ha pasado que mamás nos han pedido para que sus hijos también vengan al taller, jóvenes que no tienen trayectorias débiles y no lo necesitarían”, destacó Mirta, que rescata cómo la motivación es contagiosa y sirve para alentar a todo el estudiantado. “Este taller es para acompañarlos, sobre todo a chicos que tienen papas que trabajan y que en sus casas no reciben un seguimiento, que es lo que nosotros proponemos”, concluyó, orgullosa de ser parte de la propuesta.