«Enseñar en la cárcel es una tarea de militancia adentro y afuera»

Entrevista a Marta Remon

«Enseñar en la cárcel es una tarea de militancia adentro y afuera»

Docente de la modalidad Educación en Contextos de Encierro


Alumnos del IES 9-009 de Tupungato que visitaron el Complejo San Felipe con la Profesora Marta Remon

 

¿Cómo es la experiencia de enseñar en la cárcel?

Es una situación difícil. Después de tantos años de experiencia y de leer mucho he comprobado que el encierro no ayuda en nada. Y si supuestamente las cárceles no están hechas para castigo de los reos como dice el Art. 18 de la Constitución, yo te diría que sí está hecha para castigo, porque no conduce a nada bueno. Yo trabajo con los aislados, que son los que están 20, 22 horas encerrados y 4 ó 2 de apertura, imaginate estar todas esas horas en una celda, con 3 o 4 personas mirándose la cara y después salir…entonces tenemos que hacer todo un trabajo con ellos, en equipo con una psicóloga, profesores de plástica, trabajamos su aspecto emocional y que puedan trabajar con sus manos. Pero es muy difícil, para adentro y para afuera porque la gente no considera a los presos parte de la sociedad, creen que van a llegar ahí y ahí van a morirse, como fue en otra época con los leprosos, pero la verdad es que ellos vuelven a la sociedad y depende cómo hayan estado allí adentro es como van a volver. Entonces todos tenemos en mayor o menor medida responsabilidad con ellos y esto es lo que la sociedad no entiende. Creen que metiendo a la gente en la cárcel se va a terminar el problema de la inseguridad. Por ejemplo no logramos que del certificado de buena conducta puedan sacarse los antecedentes, entonces una persona que quiere volver a trabajar, por ejemplo en la construcción, que muchas veces es un trabajo de muy malas condiciones, no pueda hacerlo. El único derecho que tienen privado los presos es la libertad ambulatoria. Hasta hace un tiempo la educación era un beneficio, recién ahora las autoridades y ellos mismos están tomando conciencia de que es un derecho. 

Jornada organizada por la Coordinación en Contextos de Encierro

Cómo es la tarea allí adentro…

Yo doy clases en San Felipe a los aislados de entre 18 y 20 años que se llaman jóvenes adultos, que no se pueden mezclar con los mayores. Les digo: pasémoslo lo mejor posible y aprendamos cuáles son nuestros derechos. No es un beneficio venir a la escuela, es un derecho que hay que ejercer, acá hay libertad. Este es un paso en tu vida, no vas a estar siempre acá. Luchamos mucho contra esto del destino marcado…no porque vengas de una familia de presos vas a ser un preso toda tu vida…esto es un momento que hay que pasar. Nos encontramos en un gran salón y tratamos un tema en común, hacemos una tarea. De acuerdo al nivel en el que están se les da tarea y plástica. A veces empezamos con una lectura, les leo cuentos de Cortázar, historietas de de Oesterheld por ejemplo. Les gustan mucho las leyendas, las disfrutan mucho. Y tratamos el tema de la identidad, ellos no saben quiénes son. Vos les preguntás, cómo te llamás y te contestan González, Rodríguez… la mayoría no sabe cuál es el nombre del otro, todos tienen apodo. Otra cosa que me gusta es hacerles que hagan la línea de tiempo de sus vidas, qué cosas importantes les han pasado… tuve un hijo, la pérdida de la libertad. Les hago ver que tenemos una historia social y una individual, quién soy yo, yo elegí esto. Es decir, ellos eligieron esto. Hay una sociedad que no los favorece, es cierto con desigualdad e inequidad, pero es también una elección que hicieron y que deben hacerse cargo.

 

¿Tenías prejuicios antes de empezar a trabajar allí?

No los tenía, simplemente desconocía cómo era y en el camino me fui haciendo. Por ejemplo, al principio les leía el art. 14 bis de la Constitución, y me decían: pero de qué trabajo me habla… La mayoría son nacidos en los 90, tienen planes sociales… entonces es difícil que entiendan ciertas cosas. No podemos hablar del término resocializar, porque la mayoría de ellos nunca estuvo socializado. Yo fui haciéndome y aprendiendo en el camino pero siempre teniendo en claro el amor hacia ellos. Ellos en la mirada se dan cuenta de quién sos y si los querés o no los querés. Lógicamente que están acostumbrados a ser marginados y estigmatizados pero jamás se han metido con un maestro, ellos respetan mucho el espacio de la escuela. En el motín el año 99 solamente dos lugares no tocaron, la iglesia y la escuela.

Fiesta de fin de año en el Complejo San Felipe

¿Cómo tendría que ser una cárcel?

Debería ser un lugar en el que aprendan sus derechos y los hagan respetar y recuperen su identidad o la obtengan porque algunos no la tuvieron nunca… yo con mi ingenuidad al principio les decía: ¿qué les leía su mamá de chicos? y me respondían… pero señorita, mi mamá salía a trabajar en la calle o cuando les preguntaba a qué escuela iban de niños y no lo recuerdan. Y es que la escuela es el primer organismo del estado que los expulsó, porque todas las historias de los chicos son historias de expulsión. La escuela formal no les ha dejado una marca buena, no hay uno que te hable bien de su paso por ella. Pero ahora ellos valoran este espacio de aprendizaje. Es un espacio que ellos quieren, se ponen lo mejor para ir, van impecables, valoran mucho … sabés qué… el diccionario es increíble. Entonces, para mí enseñar en la cárcel es una tarea de militancia adentro y afuera, porque dar la pelea afuera es más fuerte, más difícil que allí adentro.

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