En el Día del Profesor/a, Educación Superior conmemora el fallecimiento del profesor de química del IES N°9-002.
Educación Superior celebra el Día del Maestro/a junto a la comunidad educativa del nivel, honrando la labor docente, una labor diaria, silenciosa y desafiante, capaz de inspirar vidas y sembrar caminos.
Día a día nuestros/as profesores miran el futuro a los ojos, en los grupos de jóvenes que les toca acompañar, y apuestan por seguir construyendo una sociedad sostenible, justa e inclusiva, valiéndose de la herramienta más poderosa que existe: la educación.
Personas íntegras, que desde un aula pueden dar cátedra de vida, como el ingeniero y profesor de química Leonardo Bianchi, quien trabajó en gestión, proceso y educación por 10 años, siempre ligando sus contenidos al conocimiento y cuidado del medio ambiente, aportando desde su formación como ingeniero químico a la construcción de un futuro sustentable.
Bianchi, con sus palabras, parte de una clase magistral que presentó para rendir la última materia de su profesorado hace apenas un mes, dejó un legado que nos invita a reflexionar sobre la labor docente: qué la inspira y nutre, cuándo nace y cómo se elige, partiendo de su propia historia: “¿Cuándo empezó todo, desde cuándo soy docente, cuál fue el clic, el quiebre, que me hizo decidir ser docente?”
Tras su reciente fallecimiento, su mensaje resuena entre colegas, estudiantes y la gran comunidad educativa, que lo despidió con dolor. Leonardo Bianchi se desempeñó como profesor de química en el nivel superior en el IES N° 9-002 “Tomás Godoy Cruz” y en la UTN-FRM, donde también ocupó el cargo de Director de Cultura. Fue presidente del Centro de Estudiantes Tecnológicos Enrique Mosconi (CETEM) por la Agrupación Manuel Savio y militó en el Partido Socialista de Mendoza.
Carina Bottari, coordinadora de carrera del IES Tomás Godoy Cruz, compartió: “El Leo, así le decimos siempre, compañero, docente y ser humano excepcional, sensible, aplicado, responsable y comprometido con el cuidado del agua y del medio ambiente. Nos dejó la enseñanza de su pasión por crecer cada día más como docente y su sensibilidad frente a la necesidad del otro”.
Laura Marsano, docente y colega de Bianchi en el IES 9-002, al pedirle unas palabras en su honor intenta darle el “homenaje que Leo merece”, y con mucha emoción nos cuenta que compartió con él hasta su último día, “como docente y colega fue muy buen compañero, y aunque somos docentes de distintas áreas nos tocó compartir mesas de examen. Junto a él siempre aprendí, porque mientras tomaba sus exámenes él evaluaba, pero también enseñaba”.
“Muy compañero de sus estudiantes, con él solían hasta hace muy poco recibirse muchos de nuestros alumnos. Muy querido por todos, inspiró dentro del ámbito educativo como compañero y militante, por defender sus ideales, siempre decía lo que pensaba con respeto. Gracias por escucharnos Leo, desde donde estés has dejado una huella enorme y hasta el reencuentro, como le dije en mi despedida: hasta la victoria siempre”.
Marlene Crauchuk, estudiante del IES N° 9-002, recordó en su memoria: “Cuando empecé el Profesorado, en plena pandemia, se hablaba mucho de él, de que era un gran profesor, y tuve la suerte de conocerlo cuando cursé Química. Era una persona muy amable y muy dedicada con sus alumnos, al 100%, siempre iba más allá, le importaba que entendamos las cosas y promovía la conciencia social, inclusive a través de la química”.
Leonardo también dictaba la materia “Medio Ambiente y Desarrollo”, que muchos estudiantes tomaban como electiva exclusivamente para seguir compartiendo sus clases, explicó Marlene. “Nunca había tenido un profesor como él, tan comprometido con el medio ambiente y la sociedad, sus estudiantes, todo. Descubrí en esa materia un docente apasionado por enseñar y aprender de nosotros, con conciencia social y el medio ambiente”.
“Él me enseñó que todo aprendizaje se aplica en el día a día. Ha cambiado mi forma de ver la vida, él logró algo en cada uno de nosotros, sus estudiantes, creó una conciencia social muy particular, no nos adoctrinaba, él hablaba desde su lugar, como persona que habita este planeta y como profesor. Siempre fue muy humilde y sencillo, tomaba mates con nosotros, hablábamos de política y de la vida… Dejó muchas marcas, logró lo que se proponía”, concluyó Crauchuk, emocionada.
“Contar mi historia como docente, contarme, ponerme en palabras, recrearme”
“El tema es por dónde empiezo, qué dimensión abordo en ese necesario ejercicio de priorizar, elegir”, dice Bianchi en su Narrativa sobre trayectoria como docente. “Van quedando cosas en el camino, ahí está la parte más dura: qué de mí voy a dejar sin contar, cómo recrearme sin esas partes, ese ejercicio me recuerda muchísimo al ejercicio de una clase: no podemos exponer todo, hay que mediar, hay que descartar, y eso, para un ciruja de historias como yo, se me hace muy complicado”.
Leonardo Bianchi trabajó muchos años como voluntario en barrios con derechos vulnerados, entonces, relata, “aprendí que debía ser mejor, debía estudiar más para tener más herramientas, para acercarlas a quienes más las necesitan. Aprendí que al voluntarismo lo supera la formación, sistemática, permanente, esforzada, consciente. Ahí se terminaron de forjar mis ansias por aprender más, y sobre todo, aprendí que para enseñar mejor debía saber muy bien de lo que estaba hablando. Relacionarse con las carencias y generosidades, casi de igual tamaño, te marca”.
Hombre de ciencia, Leonardo estudió Ingeniería Química en la UTN, pero tras una crisis vocacional dejó la carrera y comenzó a trabajar como docente. “No quería ser parte de esa maquinaria de desarrollo de destrucción ambiental, no veía otro camino por ahí, fue entonces que conseguí mi primer trabajo docente, por necesidad económica pero también vocacional, para probar si tenía un lugar ahí”, rememora en su video.
La geografía de los pueblos latinoamericanos lo influyó, saber que en todas partes había un docente poniendo su esfuerzo, trabajando junto a infantes, adolescentes y jóvenes “en una ciudad, en el campo, en un paraje solitario, con una bandera raída flameando, en un pueblo, donde fuera: la docencia estaba allí”.
“Esa potencia me atravesó tan fuerte que me reveló mi futuro: a través de la ingeniería quería estar al servicio de la educación y la defensa de los bienes comunes, quería hablar y escuchar a los jóvenes, quería ser parte de eso que observaba con admiración en cada rincón del país y Latinoamérica”.
A partir de esta revelación, Bianchi retomó y terminó su carrera, para desde lo disciplinar, darle más contenido a la carrera docente que estaba iniciando.
Nadie llega solo a ningún lado, dijo Leonardo. “Estamos hechos de historias” y esta es su historia, contada en primera persona. Atravesado por la dimensión humana, social y científica de la vida, Bianchi reflexionó sobre el hacer docente, ese que se construye en una apuesta diaria, porque “no empecé sabiendo y queriendo ser docente, me fui haciendo y fui queriendo en el camino”, y nos deja una gran certeza: la docencia se elige, se construye y se transita, día a día.
“La educación se rehace constantemente en la praxis, para ser, tiene que estar siendo. Por eso amo a la educación, el enseñar, por ese momento de felicidad cuando se alcanza el objetivo mutuo: el aprender”.