Crecer para sembrar, sembrar para no dejar de crecer

Entrevista a Nilda Laudecina, docente de Lavalle

Crecer para sembrar, sembrar para no dejar de crecer

Nilda Rosa Laudecina es profesora de Matemática, Física y Cosmografía y Especialista en Docencia Universitaria. Actualmente se desempeña como docente en el IES N° 9-024 de Lavalle a cargo del Módulo de Didáctica de la Matemática.


Contanos sobre tu trayectoria educativa

Mi trayectoria educativa felizmente está llegando a su fin, digo feliz no porque acaba sino porque es lo que ella me provoca. El camino ha sido difícil y no siempre con el mismo nivel de satisfacción pero si de algo estoy segura es de que si se trata de compromiso personal, perseverancia y convencimiento de lo que hacemos es válido, el ejercicio de la profesión, cualquiera sea, a la larga nos colma el alma y en mi caso no es la excepción.

Nilda con alumnos de la carrera en el Ateneo de Matemática

 

Saber esperar

Hace años comencé como preceptora en el mismo colegio donde cursé el secundario: Ntra. Sra. del Rosario en Lavalle. Simultáneamente algunas horas de Formación Cristiana en el mismo colegio me permitieron ingresar al aula como docente…los primeros pasos fueron desafiantes, como le sucede a muchos el trabajo se mezclaba con las obligaciones de estudiante, en mi caso de dos profesorados el de Matemática por un lado y el de Religión por el otro…pero como me decía el Secretario del la institución (del que guardo un exquisito recuerdo)…hay que saber esperar…y así fue, en unos años se concretaron las horas de Matemática reemplazo primero y en pocos tiempo la titularidad.  

Nilda con colegas del IES 9-024

Es imposible comenzar sin nuestra formación inicial, la Universidad o un Instituto de Nivel Terciario, ambos son solo el primer respaldo, pero el camino lo definimos luego conjugando nuestra matriz, las herramientas del profesorado que nos dio el título y la experiencia laboral que nos cruza con multifacéticas opciones y modelos educativos… y así construimos nuestro perfil…de ese hablo y digo que hoy me hace feliz, convencida de mi labor y frente a la pregunta: volverías a elegir ser docente?… Diría claro que sí. En mi trayectoria docente reconozco momentos de renuncia casi indeclinables pero siempre alguien te tiende la mano y si estás en sintonía retomás y vas por más, así fue mi ingreso al Nivel Superior después de 16 años de desempeño en la escuela secundaria…desafío si los hay, seguís siendo en esencia el mismo educador pero, el sujeto es otro y la demanda también. Hoy bendigo esa posibilidad porque me llevó a seguir descubriendo la tarea docente en otras facetas, con otros docentes que hoy algunos siguen a mi lado y, sin descuidar a los adolecentes me involucré tanto que, la capacitación y actualización personal fueron tan necesarias como respirar y eso, seguro que piensan como yo, nos mantiene vivos, dinámicos. Así pasaron 15 años en el Instituto Nuestra Sra. del Rosario, en la formación de formadores para el Nivel Primario, pero “la matemática fue no solo el enamoramiento inicial sino también el premio al final” y hoy mi desempeño es en el IES N 9-024 en la carrera de Profesorado de Educación Secundaria en Matemática y esta experiencia yo digo que es lo que Dios me tenía reservada para cerrar una vida dedicada a la docencia.

 

Nilda con el equipo directivo del instituto

-¿Por qué elegiste la carrera docente?

Porque me gustaba la Matemática…por eso, menuda tarea fue después darme cuenta que eso no bastaba que solo era la herramienta. Que ser docente requiere una doble misión crecer para sembrar, sembrar para no dejar de crecer. Hay muchos modos de vincularse con la Matemática: la dibuja un arquitecto en su maqueta, la justifica un albañil o un ingeniero en su obra, la observa un médico en el ritmo cardíaco de su paciente o la admira un músico en la obra de Beethoven. Un profesor los reúne a todos porque de ellos sabe pero a diferencia de los primeros, entre otros que no menciono, el desafío para él es que otros, sus alumnos, también construyan esos saberes matemáticos sin olvidarse de crecer y desarrollarse integralmente como personas y esto no es sencillo es muy complejo. Alguien, que fue muy importante en mi vida, me repetía siempre que, el día que dejara de divertirse dando clases dejaría de hacerlo. Hoy le doy razón y lo acompaño en la reflexión. Y volviendo a la pregunta no elegí ser docente sino que me descubrí docente en el camino y esa fue cada día mi verdadera elección.

-Tenés algún maestro a quien hayas tomado como referencia?

Los modelos son el gran estímulo…ellos se transforman en esas figuras que nos movilizan en las buenas y en las no tanto. Sí claro que tuve y tengo maestros… en cada etapa de la vida han estado presentes, sobre todo en los años de alumna de secundario, ahí donde buscamos a quién ”parecernos” más adelante. Recuerdo un profesor de Matemática, era un remolino, llegaba a las clases a las “apuradas”, siempre le faltaba tiempo (también en ese momento era estudiante de la Universidad a la que entré posteriormente) su encanto por las matemáticas, su compromiso en los diálogos grupales, el testimonio personal en horas de clase fuera del cursado obligatorio son algunas de las razones por lo que lo recuerdo con mucho cariño y con el tiempo se transformó en referente; pero no fue el único porque felizmente la vida hizo que me cruzara en otros ámbitos como la universidad o el trabajo mismo con seres encantadores, maestros de la comunicación y el encuentro con el otro y a ellos les agradezco infinitamente el testimonio y el legado (uno de ellos hoy me orienta y comparte la tarea conmigo).

-Qué recursos necesita un docente para pararse frente a un curso actualmente?

Para responderte esta pregunta necesito hablar primero de una problemática que me aflije. Una de las dificultades centrales de nuestra educación es que nos hemos vuelto una sociedad de jóvenes y adolescentes; todos queremos transgredir, innovar, ser rebeldes, reclamar derechos sin asumir obligaciones y extremar nuestros planteos. El equilibrio, la mesura, el respeto por las reglas, el cuidado, el consenso, han perdido prestigio. Yo sostengo que sin adultos no hay educación. Entonces, qué considero que un docente de cualquier nivel educativo necesita para pararse frente a un grupo de alumnos, precisamente pararse y no solo estar y esto significa estar convencidos de hacerlo, de que tenemos algo valioso para transmitir, que es bueno que lo hagamos, y que esa es nuestra responsabilidad social. Saber qué les proponemos y fundamentalmente saber a quiénes se lo proponemos, requiere madurez, convencimiento, seguridad en sí mismo, apertura al diálogo, tolerancia…así otros tantos valores que determinan un juego en el que el adulto asume las responsabilidades del proceso y el estudiante se permite la exploración y el ensayo, el primero propone las pautas y las reglas y otro intenta transgredirlas, modificarlas… Insisto no les servimos como docentes adultos culposos que dudamos de nuestros lugar, de si tenemos algo interesante para transmitirles, incluso si debemos enseñarles algo….sin discutir, en este caso, sobre concepciones o paradigmas de enseñanza y aprendizajes; solo me refiero a la actitud con la que cada mañana nos levantamos y decidimos atender la labor cotidiana. 

-¿Cuál ha sido tu mayor logro en esta labor?

Conjugar felizmente mi realización personal a través de la familia, el trabajo y hacer lo que me gusta.

-¿Con qué frase, muletilla o consejo comenzás el primer día de clases?

En primer lugar les digo “Bienvenidos” lo hago con claridad y con todas las letras, con el tiempo he advertido que es lo mejor que les podemos decir para que se sientan reconocidos y animados frente a lo desconocido. Los estudiantes escuchan por primera vez y no única vez, una reflexión que suelo repetir y que por cierto suele generar controversia, adhesión y hasta desacuerdos,… les advierto que el camino que recorrerán los llevará orgullosamente a un título pero que es necesario que tomen conciencia que con él, primero serán “profesor” y luego “de…” y no importa de qué… matemática, lengua o comunicación. Es decir, primero nos formamos, nos construimos docentes, educadores y si a esta satisfacción personal le agregamos el placer de hacerlo a través de la Matemática, como en mi caso, la satisfacción entonces es doble y habrá valido la pena definirnos vocacional y profesionalmente como «profesores de»…. de lo contrario es individualismo y puro placer personal y habrán errado la carrera.

 Nilda con integrantes del Consejo Directivo.

¿Es diferente la experiencia de enseñar en el Nivel Superior que en otros niveles? En qué sentido?

En la esencia es la misma pero el modo de llevarse a cabo, las experiencias que te justifican es distinta porque obviamente el vínculo y la relación se construye con distintos sujetos y eso es suficiente para pensar en las diferencias.

 

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